El hidrógeno verde tiene una amplia gama de aplicaciones en diversos sectores industriales, impulsando los esfuerzos de descarbonización a nivel mundial. En el sector del transporte, proporciona energía a vehículos de celda de combustible (FCV), incluyendo automóviles, camiones y drones, emitiendo únicamente vapor de agua y eliminando las emisiones por escape. Las aplicaciones industriales también son igualmente significativas: sirve como una alternativa limpia a los combustibles fósiles en la producción de acero (reemplazando al coque), reduciendo las emisiones de carbono provenientes de una de las industrias más intensivas en consumo energético. En la fabricación química, el hidrógeno verde se utiliza en la producción de amoníaco, un componente clave en fertilizantes, y en procesos de refinería para disminuir la dependencia del hidrógeno basado en fósiles. Para usos residenciales y comerciales, puede integrarse en sistemas energéticos domésticos, donde el exceso de energía solar se convierte en hidrógeno mediante electrólisis, se almacena y se utiliza posteriormente para generar electricidad o calefacción a través de celdas de combustible. Además, el hidrógeno verde puede generar electricidad en plantas de energía estacionarias con celdas de combustible, apoyando la estabilidad de la red eléctrica y proporcionando energía de respaldo, reforzando así su rol como una solución energética limpia y de múltiples usos.